Nos ha tocado vivir una etapa muy complicada. Nuestros sueños y metas se ven truncados por fuerzas mayores, a la fecha: abril del año 2020, vivimos un “aislamiento social obligatorio” que, como quieran llamarlo: cuarentena, toque de queda, etc; nos brinda la oportunidad de desconectarnos del mundo que nos rodea, para regresar a nosotros mismos y a las personas más cercanas con las que convivimos.
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Caminas de lado a lado, vas a molestar a tu familia o roomies, tu refri no hace aparecer nada por arte de magia y lo que te alejaba de casa: tu celular, ya te aburrió.
Es cierto que hoy en día estar comunicados con alguien que se encuentra al otro lado del globo es lo más fácil del mundo, sin embargo, el hombre tiene ese instinto de sociabilidad, el instinto gregario lo llaman.
¿Qué pasaría en el caso de que, el hombre no sea un ser social, si no por el contrario, sociabiliza porque no sabe estar solo, porque le tiene miedo a la soledad?
Déjame decirte, estés solo o acompañado, si tú no dominas tus pensamientos y con ello tus propias acciones vas a seguir entregándote al hastío, al aburrimiento, a la ansiedad y quién sabe si el entorno no ayude, a la depresión.
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Quizás encontremos en este confinamiento la peor de las batallas y no con los que nos rodean sino una lucha con nosotros mismos, esta no descansa, nuestra voluntad sucumbe ante lo fácil y lo que nos causa una especie de placer.
Entonces ¿Cómo ganar esa contienda?
Es fácil entregarnos al tedio del aburrimiento, sin pensarlo tanto dejamos en off nuestro ser y lo entregamos a lo que más rápido nos entretenga. No obtenemos calidad de pensamientos ni razonamientos. Por el contrario dejamos que algo más ocupe ese espacio que debería ser sagrado para nosotros.
Reconocer ante todo nuestros pensamientos y acciones nos dará un mejor panorama de qué somos y donde estamos.
Comienza siempre respirando, dominando esta simple acción: inhalar, contener, exhalar; estar consciente de ello es estar conectado con el momento presente y sentir de verdad que uno está vivo.
No pienses en nada más que en controlar la respiración, ningún pensamiento, ningún sonido externo te debe perturbar: ¿Cuéntame, sabías respirar?
Una vez que puedes realizar esto por varios minutos, sin que nada pueda distraerte, puedes comenzar a ordenar tus pensamientos, y con ellos tus próximas acciones.
En un nivel más intenso podemos llegar a meditar serios minutos y conectar aún más con nuestro cuerpo y nuestros propósitos de vida.
¿Qué hacer con tanto tiempo libre?
Algunos tenemos la “suerte” de seguir trabajando desde el hogar, nuestro trabajo se puede realizar de forma digital, mientras que otros no pueden producir, ni recolectar del trabajo que antes hacían con normalidad.
Algunos se la pensarán bien y buscaran obtener parte de esa cuota de trabajo digital para sí mismo y los suyos.
Hoy en día el mundo exige que las personas y empresas tengan algo qué ofrecer, digitalmente hablando, para seguir produciendo.
Pero no te dejes abrumar por toda esa nube de información y desinformación, contenido útil como también algunos que no, que se brinda normalmente en ese mundo digital.
Desconectarte un rato de aquella red para regresar a lo más básico.
Y qué es lo más básico: Estar en paz, qué mejor forma de armonizar con los que vives que dar gracias por aquellos que te acompañan y lo que se tiene para compartir.
Ahora comienza lo bonito e interesante
Si le puedes ganar la batalla al aburrimiento, túrnate para cocinar, para limpiar, para lavar, para arreglar el jardín, para acomodar. Estas pequeñas acciones nos traen algo de conocimientos y mucho bienestar al terminar.
Realizar todas estas acciones en grupo es más divertido aún.
Ahora, no sé tú, pero yo siento gran culpa al estar todo el día o tan solo un buen rato acostado en un sillón o en la cama.
Es momento de sacarle el jugo al tiempo: Ejercicios, lecturas, proyectos personales, hobbies, cursos, etc. Tantas cosas en las que podemos enfocarnos, y nos acerquen a una mejor versión futura de uno mismo.
Sin duda alguna, cultivarnos a nosotros mismos es el mejor producto que podamos ofrecer al mundo.
En conclusión
Lo que no se puede negar es que el ser humano se adapta a todo. Con esto no queremos decir que esté bien estar acostumbrado a la miseria, sin embargo, la capacidad de evolucionar es de lo que nos valemos en situaciones complicadas.
No pasa nada si quieres tomarte el tiempo y solo descansar, seguro lo mereces, pero tu cuerpo no, así que a estar en constante movimiento.
A veces para sentirse motivado uno debe premiarse de los pequeños logros, así que no dudes en hacerlo de la mejor forma te parezca ni bien realices una acción determinada, por más pequeña que sea. Pero cuidado con procrastinar.
Si te sientes con la suficiente energía, pues dale con todo a las diferentes actividades que hay por hacer. Siempre da un poco más de tí cada día.
Y por último, pero creo algo más importante, regresa a tus raíces: siembra y cosecha tu propio alimento, esto te traerá la mejor de las recompensas.
Ten paciencia, recuerda que trabajar en uno mismo dura toda una vida, mientras que este encierro en unos años será solo un recuerdo
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